sábado, 25 de abril de 2009

Siempre se ha dicho...

Siempre se ha dicho que las cosas pasan por algo.
Desde el devoto del destino hasta el fanático religioso.
En lo personal me gusta pensar que las cosas son de una manera por algo, desde el aspecto físico hasta el espiritual: el oso tiene pelo para resguardarse del frío, el humano tiene conciencia para arrepentirse. No es que me haga de los rumbos milagrosos del destino, pero las coincidencias tienen más sazón si se unen de manera consecuente.
Me agrada pensar que las cosas son hoy de esta forma para que mañana podamos reír o llorar y decir: con razón. No digo que cada quién tenga ya el camino pavimentado con colores y pedrería patronados, hay variaciones de trechos, cada quién desafía al arroyo o a la montaña a su gusto, pero al fin y al cabo, esas decisiones construyeron nuestros cimientos, muros y tejados.
Mi ideología es encontrar mis razones de hacer las cosas para que en un futuro no tema de explicar mis acciones, y pueda resultar inocente ante cualquier legado de moral... moral con respecto a no perder mi dignidad y doblarme por otros pensamientos que no me corresponden. Prefiero decir que decicí las cosas porque para mí están bien porque me siento bien con ellas, es importante la comodidad ante el mar de opiniones, al menos una comodidad falsa: es como un cordero vestido de lobo (es tiempo de invertir la fábula).
Es mi opinión, y es mi forma de encarar las responsabilidades espontaneas. Mi concepto de uniones lógicas se puede deber a una falta de responsabilidad, no sé... pero me agrada, y si está mal, bueno, algún día lo sabré y por algo será.
Perdon por la tardanza, pero al fin encontré otra vez mi punto de partida.
Nos leemos.