viernes, 12 de febrero de 2010

Máscara

Nos encontrábamos en un rincón, color negro infernal.
Me dirigiste la mirada, me tomaste de la cara.
Y las lágrimas que resbalaban por mis mejillas eran más cálidas que el momento.

Tu aliento se escapaba por el alma, enfurecido por la rabia.
Un minuto se contó con palabras.
Pero no recuerdo mucho...
Sólo los murmullos.

Alcé la cara, las manos temblorosas.
Miedo palpable, sonido intocable.
Antifaces con destellos grises,
Personajes de mil mitos:
Los protagonistas de la noche.

Dejaste la máscara a un lado.
Significó mi llanto incontrolable.
Tu ira indesafiable, mi razón reveladora.

Te lo pedí escandalosamente.
Desgarrando la garganta:
Sigue fingiendo, sé alguien más...

Preguntas surgieron de la nada,
comenzó la furia descontrolada.
Las relaciones de tu boca con cuestionamientos.
Mi llanto inseguro rozaba el arrepentimiento.

Recuerdos de un ser asediaban mi mente.
De llantos inconsolables, nostalgia verdadera.
De momentos placenteros y placeres momentaneos.

El juego fue mi realidad.
Construí mi mundo con la fatalidad.

Y ese recuerdo...
Y ese ser...
Era aquel que realmente amaba.
Del que dibujaría su silueta con deseos.

Sin la máscara, mi vida...
Serías tú...
Ese ser, al que más extrañaría.